viernes, julio 02, 2004

Mi tío Juan

El viernes me llegó la noticia, mi querido Tío Juan, responsable indirecto en mi incursión en Grandes Ligas, murió en la capital de México el miércoles anterior y lo sepultaron el jueves, una pena para nuestra familia.

Mi Tío Juan, me llamó cariñosamente "Gumaro", nunca supe por qué, pero cuando se dirigía a mi me llamaba con ese afectivo y por mucho tiempo fui su sobrino consentido, aunque posteriormente me desplazaron sus nietos.

Aficionado al beisbol, una vez en el Parque del Seguro Social en la década de los 60, cuando tenía yo escasos seis años de edad y se jugaba una serie entre Diablos Rojos y Tigres, me dijo que yo llegaría a las Grandes Ligas.

Obviamante, el pensaba que lo haría como jugador algo que quedó lejos de mis posibilidades, pero de cualquier forma lo hice como periodista, arribé al mejor nivel del beisbol: Las Grandes Ligas, en donde militan los Yanquis y los Dodgers.

En 1998, cuando la vida me regaló la oportunidad de ir a la Serie Mundial, le llamé telefónicamente desde Nueva York a la Ciudad de México, para decirle que estaba yo en "La Casa que Babe Ruth Construyó" y que estaba ahí en el mejor escenario del beisbol mundial, con sus adorados Yanquis.

Le di las gracias proque sus palabras, dichas muchos años atrás, se habían vuelto proféticas y cumplía yo la labor de corresponsal enviado especial con los Padres de San Diego para cubrir la culminación de una estupenda temporada que había llevado a este equipo al Clásico de Octubre.

Unos meses más tarde, viajé a la gran capital para expresarle las gracias a mi Tío Juan, de manera personal y el me dio una gran sorpresa, no hacía mucho tiempo que se había convertido al cristianismo, un hecho que no lo alejaría de su afición favorita, el beisbol, pero si lo mantendría lejos de uno de sus gustos: el pulque y las pulcatas, como el llamaba a las pulquerías.

Luego hice otros dos viajes a la gran capital y ahí estuve con él, incluso un día lo acompañé al quincuagenario templo de la Colonia Tepalcates en el sector oriente de la capital, el mismo en el que su madre, mi abuela Julia, había sido persistente en sus oraciones por la conversión de toda la familia.

Mi Tío Juan tiene un lugar muy especial en mi vida y en mis recuerdos, porque su gusto por el beisbol y tener en él el padre del que carecí, me dieron formación en la vida, que redundó en ser un periodista deportivo.

No alcancé a decirle a Mi Tío Juan que desde mediados de junio de este año, fui admitido en el capítulo San Diego de la Asociación de Escritores de Beisbol de América (Base ball Writers of America Asociation), y que soy uno de los dos mexicanos que formamos parte de ese organismo especializado en beisbol.

Seguro que en el cielo, mi Tío Juan forma parte del equipo de beisbol y en su momento (seguramente como manejador, pues era mejor que Tom La Sorda), cuando llegue yo a la presencia de Dios, podré escribir sus historias, pues pretendo pertenecer a la Asociacion de Escritores de Beisbol en la Gloria.

Con la mayor de mis gratitudes y en honor a mi Tío Juan García Reyes.

1 comentario:

Ma®ía Pastora dijo...

Ay Rommel...
Me has hecho llorar. Leí uno por uno tus post y sigo descubriendo en ti a una persona hermosísima.
No sabía que tenías un blog, bueno, gracias al mail que me enviaste ahora lo sé. Me parece genial que escribas sobre ti y ten por seguro que seguiré tu blog, para saber de ti.
Mi psiquiatra me preguntó por ti, ¿sabes? Le dije que habíamos hablado, que te saludé para el día del padre.
Qué triste lo de tu tío Juan, de verdad lo siento muchísimo, porque sé que es parte importante de tu vida... ¿sigue tu proyecto del libro?
No sé si has seguido mi blog... si es así me da un poco de vergüenza, porque soy una cobarde.

Un abrazo desde Chile